jueves, 3 de abril de 2008

Lo recuerdo así...


Aquél día dudé si tu aspecto cuadraba con lo que yo estaba acostumbrada, si tus gustos eran lo que yo necesitaba para salir de aquél mundo que me iba envolviendo suavemente escondiendo las espinas que me matarian una vez estando atrapada. Poco a poco y tan a tu ritmo me fuiste metiendo en tus preferencias tanto musicales como generales, haciendome vivir diferente a lo que acostumbradamente me estaba matando, sin darme cuenta del suicidio que estaba cometiendo dentro de aquél ambiente. Comenzaré con lo más simple, aquello que formó parte de mi infancia y me hiciste recordar, pero sobre todo anhelar regresar a aquella infancia tan singular. Seguiste metiendome sin querer en aquel universo en el que pernoctas, obligandome a hacerlo también. Me dejé llevar como hoja en una tarde fría, me atascabas la cabeza de sencillez, me alimentabas con cucharadas de humildad, pero era tanta que me hacia vomitar todo aquél ambiente que me obligaba a acercarme cada vez mas al barranco dando pequeños empujones para provocar mi perdición en un mundo cegado de situaciones y formas de ser nada favorables. Ignoraba que mi persona te pedía a gritos, y como por arte del destino apareciste. Construíste lo que soy, pieza por pieza, sol con sol formabas una persona diferente, creabas lo que ahora vez...

No hay comentarios: